lunes, 13 de abril de 2015

LAS POMPAS VIAJERAS

A Guiomar le encanta bailar, en cuanto enciende el aparato de música siente cosquillitas en los pies y ya no puede parar de moverse. Primero levanta un pie, luego el otro, se pone de puntillas, camina con los talones, salta a la pata coja. En ese momento la cintura coge el ritmo y se balancea de izquierda a derecha; estira sus brazos y se imagina que son las aspas de un molinillo de viento, y comienza a dar vueltas, gira y gira sin parar. Entonces llama a su papá para que le ayude a danzar:
Guiomar (G): ¡Papá, papá, ven y sopla por favor!
Papá Guiomar (PG) : Fssss, fsssss, fssss…
G: Más fuerte papá, más fuerte, ¡sopla con todas tus fuerzas!
Y cuanto más sopla su papá, más baila Guiomar.
Uno de sus instrumentos favoritos es el tambor, le gusta imitar su sonido dando palmadas al compás. Imagina que con cada palmada aparecen en la habitación todos sus animales preferidos. Plaf, plaf, y un conejito empieza a saltar a su lado; plaf, plaf y un colibrí revolotea en su cabeza. Para los animales más grandes le pide ayuda a su mamá:
G: Mamá, mamá, ayúdame a traer a Galopes.
Las dos se concentran y dan una gran palmada juntas, PLAAAF, que resuena en toda la casa, y su caballo de peluche se convierte en “Galopes el danzarín”. Galopes le enseña a trotar y Guiomar a mover su crines al ritmo de la música.

Si quieres conocer el resto del cuento contacta conmigo ( ver en mi perfil)