En seguida descubrí
que la luz de Zuleima vivía en su cabeza, y es que resulta que tenía el don del
ingenio.
Siendo aún muy chiquita se podía pasar horas componiendo puzzles, pero a medida que fue creciendo fue resolviendo problemas cada vez más complejos; tanto era así que los vecinos acudían a ella cada vez que tenían que resolver alguna situación que aparentemente no tenía solución. Ella era feliz razonando y no se daba ni cuenta de la inmensa luz que su cabeza desprendía.
Siendo aún muy chiquita se podía pasar horas componiendo puzzles, pero a medida que fue creciendo fue resolviendo problemas cada vez más complejos; tanto era así que los vecinos acudían a ella cada vez que tenían que resolver alguna situación que aparentemente no tenía solución. Ella era feliz razonando y no se daba ni cuenta de la inmensa luz que su cabeza desprendía.
Un día una vecina le
presentó un problema más complejo de lo habitual y la respuesta parecía
atascada en su cerebro, las ideas se le enmarañaban y no era capaz de encontrar
la solución. El tiempo pasaba y empezó a impacientarse; la vecina agobiada se
marchó. Zuelima agotada dejó de pensar en ello y sin darse cuenta dejó de
pensar en general: guardó sus puzzles y no volvió a enfrentarse a ningún reto.
Pasaba los días
aburrida, caminando de allá para acá sin hacer nada, cuando se encontró con una
vieja amiga que hacía mucho tiempo que no veía. La amiga, al darse cuenta de la
situación le dio su opinión: “Zuelima has perdido la confianza en ti misma,
pero tu ingenio sigue estando en tu interior; lo que pasa es que te has hecho
mayor y eso implica que tendrás que
resolver retos cada vez más difíciles, para ello tendrás que abrir cada día un
poco más tu mente y entrenarte con cosas nuevas. Pero lo primero de todo es que
vuelvas a confiar en ti”. Zuelima escuchó atentamente a su amiga y decidió
probar a hacer lo que le aconsejaba. Al llegar a casa empezó a pensar de nuevo
en el problema de la vecina usando nuevos puntos de vista, fue anotando todas
sus ideas y al cabo de un rato… ¡ya tenía un plan! Repasó varias veces la idea
y cuando estuvo segura fue a contárselo a la vecina. La vecina entusiasmada
hizo caso a Zuelima y en un momento el problema se había esfumado.
Desde entonces
Zuleima siguió confiando en sí misma, no dejando que nada ni nadie le hiciera
dudar de su capacidad; y por supuesto no se olvidó de seguir entrenando cada
día su mente.
¡Me ha gustado mucho! es un cuento que es muy importante para todo el mundo tanto para niños, jóvenes y adultos, porque hay ocasiones en la que perdemos la confianza en nosotros mismos, sin darnos cuenta de nuestras cualidades. Gracias
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