sábado, 28 de marzo de 2015

Ja, ja Carmen

De mis muchos viajes por el mundo me gusta recordar uno en especial, la aventura en la tierra de la luz escondida. Las gentes de aquel lugar poseen talentos que desconocen, pero a poco que el viajero se para a observar descubre con facilidad el tintineo de una luz en su interior, como el baile de la llamita de una vela que quiere hacerse grande y alumbrar a cuantos la rodean.
Allí vivía Carmen, una niña muy querida en el vecindario porque siempre estaba alegre. Tenía la maravillosa capacidad de poner contento al más triste del barrio. Ocurriera lo que ocurriera ella siempre estaba contenta, por cualquier tontería estallaba en unas carcajadas tan contagiosas que cualquiera que estuviese a su lado también reía sin parar y hasta sin saber porqué. Todo eran risas y más risas, hasta el punto que resultaba difícil concentrarse en otra cosa que no fuera en reír.
Riendo se sentía tan bien que empezó a descuidar otras cosas hasta el punto de que se olvidaba de hacer sus tareas e incluso dejó de darse cuenta de si alguna de sus amigas estaba triste; si alguna de sus amigas se acercaba a ella para contarle algún problema solo encontraba en Carmen risas y más risas; ella no lo hacía con mala intención, simplemente las carcajadas no le permitían escuchar lo que su amiga le contaba.

Al cabo del tiempo se dio cuenta de que su risa ya no resultaba tan contagiosa porque cada vez había menos gente a su alrededor. Acudió entonces a una buena amiga para preguntarle qué podía estar pasando. Esta amiga le explicó lo que sucedía y Carmen se quedó asombrada, ¿Cómo era posible que no se hubiera dado cuenta? Comprendió entonces que el mundo de las risas puede convertirse en el de la frivolidad, en el que dejan de tener importancia las cosas verdaderamente importantes, como escuchar a los demás, ser responsable, etc. Y sin estas cosas las risas terminan perdiendo  su sentido. Al entender esto su luz interior se hizo tan grande que empezó a hacerle cosquillas en la barbilla lo que hizo de reír de nuevo a carcajada limpia, su amiga al verlo se contagió y en un momento se formó una cadena de risa que dio la vuelta al barrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario